sábado, 13 de septiembre de 2008

Los musicales y el Tío Sam

Lucero Solórzano .

En este momento la mitad de mis lectores ya dijo “qué flojera”. La comedia musical es un género tradicionalmente estadunidense. Nacido a principios del siglo 20, es una buena muestra de que los gringos traen en su código genético tres ventajas y lo manifiestan casi desde la cuna: nacen cantando, bailando y nadando.

Cuando hay audiciones para personajes infantiles, como en el caso de Anita la huerfanita, llegan miles de niñas de menos de diez años que viajan con sus trastornadas mamás desde los puntos más recónditos de la Unión Americana. De esas seleccionan como a 500 y luego a 20, de las cuales se quedan tres, por si acaso, y que además son extraordinariamente buenas.

A este respecto les cuento una breve anécdota. Tengo familiares en Lexington, Kentucky. Es un lugar agradable y tranquilo con alrededor de 300 mil habitantes en donde no pasa nada. La misa semanal es un acontecimiento. Todos, todos cantan. El sacerdote que oficia tiene una voz de cantante de Broadway, perfectamente entonada y modulada; el “coro”, los feligreses, suenan como egresados de una escuela de música, tienen en su sitio unos libros que contienen las partituras y saben leer música. Todo eso en una misa en medio de la nada.

¿A qué obedece esta tendencia del público estadunidense? Pues a que les encanta el show y tienen el dinero para desarrollar proyectos gigantescos. Su “santa sede” es Broadway, pero por todo el país se ubican modernos teatros y espectadores impacientes por ver lo que se acaba de estrenar.

La comedia musical proviene de la música negra, esos cantos espirituales de los esclavos en los que imprimían su dolor, su tristeza, su esperanza. La comedia se ha llevado a todas partes del mundo y en algunos lugares ha logrado construcciones que la identifican con el propio país. Se le define como una obra que contiene música, canto, texto, posiblemente danza, estos son los ingredientes que hacen a un teatro musical. El vodevil francés, una zarzuela, un sainete argentino, están incluidos en ese género.

El nacimiento del musical sucede casi de manera simultánea que el cinematógrafo, con el cual el género musical está estrechamente relacionado. Basta recordar la cinta El cantante de jazz, una producción histórica como primera película parcialmente sonora de 1927. Fue precisamente el desarrollo del cine lo que llevó a las obras musicales más allá de los teatros llegando a las salas más remotas del planeta. Así tenemos a las glorias del Tío Sam como Fred Astaire, Ginger Rogers, Gene Kelly, entre otros.

Hay muchos musicales que, pésele a quien le pese, han sido excepcionales: Mi bella dama, Mary Poppins, Chicago, El hombre de la Mancha, Cabaret, La bella y la bestia y Los miserables, por mencionar algunos. Hay público que ni con esos se complace; sencillamente odian el género y están en todo su derecho. Cuando empiezan a escuchar los primeros acordes de El sueño imposible, casi les da un ataque; encuentran lo musical cursi, empalagoso, cansado, monótono, aburrido, les da sueño, les da hambre, se entumen, cruzan y descruzan las piernas, revisan el celular, etc. Es decir que “están, pero no están.” En los últimos años ha decaído notoriamente el musical como género cinematográfico con algunos repuntes como Cabaret, Chicago, Hair spray, Sweeney Todd. El barbero diabólico de la calle Fleet. Hay algunas adaptaciones fallidas como Rent, Los productores, El fantasma de la ópera.

El grupo sueco ABBA estuvo en boga entre 1972 y 1982 con sus melosas y pegajosas canciones y con sus letras simples que interpretadas por voces femeninas llegaron a todo el mundo. A partir de la canción Mamma Mía! se escribió un libreto para teatro musical que arma una historia apoyada prácticamente en todas sus canciones: Fernando, Chiquitita, Waterloo, Dancing queen, Honey honey, Knowing me knowing you, Money, money, money, Take a chance on me y muchos etcéteras. Rompió récords de taquilla y permanencia, y le ha dado la vuelta al mundo.

La directora Phillyda Lloyd, con una interesante carrera en la ópera, pensó que sería buena idea ($$$) llevar la obra al cine. Su proyecto entusiasmó a “peces gordos” como Meryl Streep, Pierce Brosnan, Colin Firth en un muy buen reparto que se ha de haber dado una divertida envidiable.

Mamma mía! se estrena hoy en México. Les aseguro que a pesar de las quejas en el caso de que sean ustedes de la mitad que dijo “qué flojera!, va a salir con una inevitable sonrisa.

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