miércoles, 22 de octubre de 2008

La ópera es otra cosa

Opinión, por Santos Cantoni

Se adjudica a Plácido Domingo la frase: "¿Por qué gana Jackson (Michael) por recital más de lo que yo gano por cantar una ópera?". Puede ser apócrifa, pero la idea estaba en el aire cuando los Tres Tenores salieron de gira por las grandes capitales del mundo como si fueran estrellas del pop.
En los 80 surgió un estilo, llamado "ópera-pop", que de la mano de compositores de musicales como Andrew Lloyd Webber usaba fórmulas de las arias operísticas, abaratando su complejidad, para lograr éxitos populares y taquilleros. El mercado estaba listo para comprar el invento del productor Simon Philip Cowell: Il Divo.
El conjunto nació de un estricto casting al estilo de las grandes producciones de Broadway. Se buscaban buenas voces, pero también buena presencia. Los elegidos debían sonar bien y, al mismo tiempo, lucir prolijos antes las cámaras.
¿Qué parámetros usar para juzgar al Il Divo? Estrictamente comerciales, es un producto acabado que cuenta con una legión de arregladores, músicos y técnicos que cuidadosamente preparan cada trabajo del grupo.
El planteo de sus álbumes son similares, buscar canciones de éxito, como "Feelings", "Unchained Melody" y "Somewhere", y darles el típico tratamiento de la "ópera-pop": grandes orquestaciones con colchones de cuerdas sobre el que se elevan las voces baritonales, rematando los tenores en gloriosos agudos que se elevan, tecnología mediante, para un final vibrante.
¿Es ópera? Claro que no, pero ¿es ópera los recitales de los ya mencionados Tres Tenores? Tampoco. ¿Entonces? Es un producto comercial prolijo y llamativo que tiene en el mundo un público que aprecia este híbrido entre la complejidad de la ópera y los oropeles del pop. ¿La ópera? Ah! mis queridos amigos, eso es otra cosa y esta tan lejos del Il Divo como de los Tres Tenores.

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