lunes, 23 de febrero de 2009

Hollywood se apunta al cambio en EEUU y mira a Broadway


FUENTE: Antonio Martín Guirado / EFE
Es época de cambios en EEUU y la gala de los Óscar no fue ajena a ese movimiento, en una clara apuesta por una estética musical, de club nocturno, que resaltó las facultades y el carisma de Hugh Jackman en su faceta de presentador.

El actor australiano inició la 81 edición de los premios Óscar, que duró unas tres horas y media, con un espectacular número musical en el que cantó y bailó, y que sirvió para homenajear a varias de las películas contendientes este año.

En el caso de "Frost/Nixon" contó con la ayuda de Anne Hathaway, candidata al Óscar a la mejor actriz, en un número en el que Jackman hacía de David Frost, el periodista que entrevistó al ex presidente estadounidense Richard Nixon, al que recreó Hathaway.

En un giro irónico, ambos acaban enamorados el uno del otro, cuando en realidad las preguntas de Frost provocaron que Nixon reconociera todos los abusos de poder durante su mandato ante la opinión pública.

Jackman, de 40 años, considerado el hombre más sexy del mundo por la revista People, optó por reinventar a Billy Crystal, que presentó estos premios en ocho ocasiones, a través de un ejercicio más cercano al show teatral de Broadway, repleto de energía y dinamismo.

Y demostró así porqué se llevó el Emmy en 2005 por la presentación de los premios Tony, los Óscar del teatro.

El australiano abandonó el escenario tras exclamar: "¡Estos son los Óscar! ¡Éste es mi sueño! ¡Soy un perro callejero! ("slumdog" en español) ¡Soy el lector ("the reader")! ¡Soy el luchador! ("the wrestler") ¡Soy Lobezno! (en alusión a "Wolverine", su próximo papel, que ya interpretó en la saga "X-Men").

A mitad de la gala, vestido con chaqué y bombín, parecía arrancarse con alguna referencia política, al decir: "el cambio finalmente ha llegado", pero en realidad se refería al retorno de los musicales entre los gustos del público.

Acompañado por Beyonce Knowles, interpretaron versiones de canciones de "Dreamgirls", "Grease" o "All That Jazz". Después aparecieron Vanessa Hudgens y Zac Efron, de "High School Musical", y Dominic Cooper y Amanda Seyfried, de "Mamma Mia!".

Para entonces Jackman había dejado claro que se trata de un comediante de primera. "No he visto 'The Reader'", admitió, en alusión a la polémica que siempre rodea a los Óscar por premiar a películas de escaso tiró entre el público.

O cuando bromeó con Mickey Rourke. "Mickey, sabes que tenemos un retraso con la señal de 30 segundos, pero lo podemos alargar a 20 minutos en tu caso", comentó en referencia a las conocidas salidas de tono del polémico intérprete.

Otro de los momentos hilarantes fue cuando Ben Stiller imitó a Joaquin Phoenix, quien ha anunciado su intención de abandonar el cine en pos de una carrera musical en el rap.

Con una barba falsa, gafas de sol y actitud autista, recreando la reciente aparición de Phoenix en el programa de David Letterman, el cómico se apuntó el gran "gag" de la noche en compañía de Natalie Portman.

También destacó la vena autoparódica de James Franco, quien retomó su papel en la comedia "Pineapple Express", junto a Seth Rogen, para interpretar un "sketch" en el que su personaje contempla al propio Franco besando a Sean Penn en "Milk".

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