jueves, 18 de agosto de 2011

Nostalgia y anécdotas del Teatro Musical de La Habana

Olga Connor
Especial / El Nuevo Herald
Una reunión nostálgica en Cuba Ocho de un grupo de artistas ex integrantes del ya fallecido Teatro Musical de La Habana: Miguel Angel Nin, Georgia Gálvez, Luis Celeiro, Rigo Palma, Wilfredo Ramos, Dalia Blanca González Ramos, Wilfredo Cuesta, Ana Lydia Méndez y otros que fueron llegando posteriormente, como Luisa Pérez Nieto y María Antonia, fueron invitados por Baltasar Martín a la última tertulia de julio de Intimity Forever, en la Fundación Apogeo.

Fue una tarde soleada de sábado que invitaba a disfrutar de la playa, pero la atracción del tema y de las personalidades creó una expectativa que atrajo a los presentes. Ana Lydia Méndez invocó la imagen de Héctor Quintero, reconocido como gran líder de ese Teatro Musical, "un gran contador de cuentos", aparte de ser también un gran actor. Quintero, que falleció en abril, autor de piezas de teatro, radio y televisión, comenzó en el Conjunto Dramático Nacional, luego estuvo en Teatro Estudio y finalmente pasó al Teatro Musical de La Habana, del que fue director por 12 años. Componía la música de todas sus obras, y se recordó allí su Contigo pan y cebolla, de 1962, entre muchas otras obras. Luego añadió Méndez que había en el Teatro Musical una orquesta de 40 profesores, de la que fue director Wilfredo Cuesta, allí presente, con coro y cuerpo de baile. También tenía un seminario de formación de bailarines, actores y cantantes. "No nos dábamos cuenta de lo que teníamos, pero cuando pusimos Pedro Navaja [en la década de 1980], 'le zumbó el mango' ". También hicieron My Fair Lady, en el Teatro Mella, con Luisa Pérez Nieto, y La corte del faraón.
Miguel Angel Nin, considerado uno de los más antiguos actores de ese teatro, recordó que todo comenzó en 1962, en el cine Alkázar, de Consulado y Virtudes en La Habana. Fue el mexicano Alfonso Arau su fundador, le siguió Margarita Alexander y después Quintero. Contó que al principio colaboraron Paquito D'Rivera, Bobby Carcasés, Chucho Valdés y muchas figuras más. Y aunque Mirta Medina, famosa en Miami desde hace tiempo, no se encontraba esa tarde, la mencionó como una de las excelentes cantantes actrices que dignó aquel Teatro.
Se recordaron obras como María la O, de Ernesto Lecuona, puesta en 1966, a pesar de su prohibición en Cuba, por presiones de los artistas, y otras muy exitosas, como Irma La Douce y The Fantasticks, dirigidas ambas por Alberto Alonso. Georgia Gálvez, estrella de ese teatro, contó también sus recuerdos, empezando con sus experiencias al pasarse del Teatro Lírico al Teatro Musical, por invitación de Arau.
Pero Luis Celeiro quiso recordar a personas que no podían estar ya entre nosotros, y que contribuyeron a la cultura artística cubana, porque el arte musical, dijo, tiene una continuidad en Cuba, citando al Teatro Martí y luego a Candita Quintana, Carlos Pons, Alicia Rico y Enrique Núñez Rodríguez.
'LA NOCHE DEL GRAN GODO'
La Otra Esquina de las Palabras en el Café Demetrio se reunió de nuevo a fines de julio para dar a conocer el libro de cuentos La noche del Gran Godo (Neo Club Ediciones, Miami, 2011), del escritor cubano Manuel Gayol Mecías, es ex editor de La Opinión, en California, y editor de Palabra Abierta (www.palabraabierta.com). El libro recibió el Premio Nacional de Cuento del Concurso Luis Felipe Rodríguez, de la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba), en 1992, pero no fue publicado. Aunque anteriormente sí le publicaron en Cuba Retablo de la fábula (1989), El jaguar es un sueño de ámbar (1990) y Retorno de la duda (1995). Gayol Mecías. En laotraesquinadelaspalabras.blogspot.com aparecen las palabras de Rodolfo Martínez Sotomayor esa noche, quien presentó a Gayol relatando una historia de cómo en Cuba se ha pasado de la censura a la apertura y viceversa, según los caprichos del gobierno dictatorial.


 

 

 

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