lunes, 27 de octubre de 2008

El musical que todos quieren hacer


Por María Fernanda Mugica De la Redacción de LA NACION
Un salón prácticamente pelado, preparado para clases de danza o gimnasia. Cero glamour. Pero cuando empiezan a sonar los primeros acordes de "All That Jazz" y un grupo de bailarines vestidos de negro dan los primeros pasos de una de las coreografías de Bob Fosse, el espacio se transforma.
"Es una obra que llevan adelante los intérpretes", dice Gregory Butler, miembro del elenco de Chicago en Broadway y coreógrafo asociado de las compañías internacionales, que vino a Buenos Aires para participar en el proceso de selección de los 23 artistas que acompañarán a Florencia Peña en la nueva producción local de Chicago, que se estrenará en abril del año próximo. La actriz recibió el visto bueno para interpretar a Roxie Hart, una mujer desesperada por alcanzar la fama, después de que los productores norteamericanos vieran su trabajo en Sweet Charity.
Más allá del papel protagónico de Roxie, los personajes de Chicago tienen todos una gran importancia. Como en cualquier musical, el elenco tiene que estar muy bien entrenado para actuar, cantar y bailar, pero estos no son los únicos parámetros que se tienen en cuenta para elegir a los intérpretes. Para Butler se trata de encontrar a buenos bailarines que tengan un punto de vista sobre el material y puedan mostrarlo sobre el escenario.
Steven Freeman, supervisor musical que estuvo en la producción de 2002 en nuestro país, también opina que la relación que el actor establece con la obra es esencial: ?Buscamos a alguien que explote, que sepa manejar el material y se sienta seguro sobre el escenario. No es una obra que tenga algunos protagónicos y un ensemble . Tenés a 23 personas arriba del escenario que necesitan tener individualidad?.
En el salón de audiciones, después de que un grupo de actores termina de hacer una coreografía, Butler, Freeman, la directora Tania Nardini y la productora Florencia Borenzstein, intercambian opiniones en voz baja. Los postulantes esperan sentados, hablando entre ellos o ensayando unos pasos de baile. La tensión es palpable.
Chicago es uno de esos musicales legendarios que los artistas del género sueñan con hacer. Tras su primer revival , al que Fosse le dio su toque de perfección y sensualidad, y un segundo renacimiento, cuando Ann Reinking y Walter Bobbie lo dotaron de una estética minimalista, Chicago se convirtió en un verdadero clásico. ?Cuando el musical se reestrenó en 1996, Broadway estaba viviendo la era de los megamusicales, en la que había helicópteros y candelabros en escena y escenarios que se movían ?explica Butler?. En Chicago no había nada más que los actores y la historia. Creo que la gente estaba preparada para que Broadway volviera a basarse en los intérpretes, en una buena historia y una buena canción?.
La coreografías son, sin duda, el plato fuerte, pero para Freeman hay otra característica que resulta atractiva: ?¡Creo que el musical es tan elegante! Eso es lo que me atrae y lo que atrae al público?. Nardini agrega que el mayor acierto es que no hay ni una canción que no esté contando la historia. ?Todo está ahí por una razón específica y la historia está por encima de todo.?
Para Butler, el tiempo ha logrado que el musical tuviera mayor actualidad: ?Cuando se estrenó, en 1976, estaba muy adelantada a su tiempo, porque Fosse era un adelantado y Chicago resultaba muy cínica. En el 96 ya no resultaba tan cínica porque el mundo había cambiado mucho. Ahora estamos tan pendientes de los paparazzi y los chismes... Hay gente que tiene sus 15 minutos de fama por hacer las cosas más locas y de eso se trata el musical. Estas mujeres se convierten en estrellas por sus crímenes. ¡Eso lo entendemos tan bien ahora! Roxy Hart es como una Eva Perón, una Paris Hilton? Es como cualquiera de estas personas que manipulan a la prensa para convertirse en celebridades?, agrega Butler, haciendo una extrañísima comparación, tal vez, producto de una visión webberiana de la historia argentina.
Sin crímenes de por medio, los actores presentes en la audición también esperan su oportunidad de brillar en el escenario. Las actrices que tienen la suerte de haber llegado a esta instancia se enfrentan a una prueba importante: cantar ?Cell Block Tango?, uno de los cuadros más impactantes. Desde el piano, Freeman les da algunas indicaciones, y las voces se unen y producen un sonido poderoso.
Ese mismo sonido, combinado con palabras de idiomas tan diversos como el coreano, el japonés, el portugués, el ruso y el español, ha viajado por todo el mundo. Y aunque siempre se cuida que la transposición mantenga la calidad del original, cada versión tiene su sabor propio. ?Cambia la personalidad porque tenemos que contar con la gente de cada lugar. No podemos pedirles que hagan todo exactamente como se hace en Broadway porque, si no, no estamos usando su fortaleza.? Freeman agrega: ?Y sin embargo, el musical se mantiene muy bien. Es increíble cuando te sentás en el teatro en Japón o en Corea, las luces se apagan, suena la trompeta y se abre el telón. Podrías jurar que estás en Nueva York?.
Con aplausos que permiten liberar la tensión vivida durante este período de pruebas, las finalistas se despiden. Las audiciones terminaron y la decisión ya está en marcha.

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