jueves, 13 de noviembre de 2008

"Siempre estoy debutando"

Si algún creativo publicitario buscase modelos populares para delinear una campaña sobre la vitalidad después de los 50, Valeria Lynch sería favorita y sin necesidad de casting: mientras delibera si el año próximo saca pasaje a México para protagonizar el musical Mamma mía, prepara tres shows en el Gran Rex, maneja seis escuelas de comedia musical, pergeña una minuciosa gira nacional, se pone a tono con el personaje de Marlene -la madre de Natalia Oreiro en la ficción que prepara Canal 13 para 2009- y a seis meses de su casamiento sigue "estrenando" vida como esposa. "No paro nunca. Soy hiperquinética. No soy adicta al trabajo, soy adicta a mi vocación. Y cuando estoy feliz y completa, doy cada día más", se autorretrata.

Cada día más. Justamente esa frase del inoxidable Me das cada día másque muchos convirtieron en himno o banda sonora a la hora de hablar de la Selección argentina, volvió a escucharse a toda hora en las últimas semanas. "Indirectamente estoy siempre cada vez que hay un partido de fútbol. La canción reflota como cábala. Ese tema me acercó a muchos hombres. ¿Podría hacer uno nuevo que acompañe este proceso de la Selección, no? ¡Se lo voy a proponer a Diego (Maradona)", se entusiasma.

Hoy, mañana y pasado se atreverá a un popurrí de Sandro, ("Le pedí autorización expresa y me anunció que cuando haga esa parte se va a venir el teatro abajo"), cantará "a dúo" con él (que aparecerá en pantalla grabado) y repetirá luego ese repertorio inefable que comprende hits del estilo Amame en cámara lenta o Qué ganas de no verte nunca más, con los que dice sorprender siempre a un público "nuevito": "Están los incondicionales, pero siempre hay un 40% que va por primera vez. Es increíble, jóvenes, rockeros, tangueros. Un público heterogéneo el mío, siempre estoy debutando", define y se jacta de coleccionar seguidores locales tan fieles que la han acompañado "hasta Japón" o han bautizado a sus hijas con su nombre.



¿Cómo se mantiene esa fidelidad?

Soy auténtica, igual en todos los ámbitos donde me muevo. Yo no tengo poses de diva ni estrella.



O sea, ¿Para tus seguidores, tu forma de ser estaría por encima de tu estilo como artista?

Sí, puede ser. Algunos se creen en el pedestal, pero yo soy de las que cuando se para en un escenario tiene que mostrarle a la gente por qué está ahí, sacar a flote el talento y después ser igual que cualquiera. Y es lo primero que le inculco a mis alumnos cuando vienen: chicos, no se la crean.



¿Te vas a mudar a México?

Estoy ahí. Me llamó Morris Gilbert, mandamás en México, quien tiene 37 obras en cartel en el mundo. Quiere que protagonice Mamma mía en el DF en 2009. Yo tuve una muy buena carrera en México, hice Evita en 1981, se me conoce mucho allá y me parece una buena forma de regresar, pero tendré que ver qué pasa con la tira de Pol-ka.



En "Alguien que me quiera" vas a tener posibilidad de mostrarte como actriz en un rol cómico y dicen que fuerte a la vez... ¿De qué se trata?

Voy a ser Marlene, cantante de cabaret, mujer que crió al personaje de Natalia, pero no se sabe si es su madre biológica. Es una tana pulposa, sexy, contenedora, cariñosa. Estoy feliz por esto y porque a seis meses de casada sé que tomé la decisión justa. Tengo un compañero de lujo al lado (Cau), un par, buen tipo, contenedor. A veces veo días de sol hermosos al abrir la ventana y ruego: Que no se nuble nunca, ni en mi vida ni en el cielo.

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