Por Bernardo Rodríguez / redaccion@ahora.cu / Viernes, 15 de Enero de 2010 16:40
Desde el pasado sábado, los holguineros pudimos deleitarnos con el estreno de la obra Jerry Herman’s Show (El show de Jerry Herman), interpretada por el Teatro Lírico Rodrigo Prats, en el teatro Ismaelillo, a pesar de las continuas inclemencias del tiempo.
La presentación, que constituye una mezcla de los tres musicales más famosos en los escenarios de Broadway del conocido autor norteamericano Jerry Herman: Hello Dolly, Mame y La Cage aux Folles (La jaula de las locas), contó con una producción totalmente nueva en vestuario, lo que contribuyó a la vistosidad de la puesta en escena.
Su osado director artístico, Raúl de la Rosa, abordó en la trama temas de diversa índole, que van desde la homosexualidad, el travestismo y la homofobia, hasta la amistad, el amor maternal, el interés por lo material y la elegancia del vestir, aspectos que conjugan la emotividad con la reflexión.
La escenografía, acorde con los intereses del espectáculo, permite remontarnos a épocas anteriores y alude con habilidad ambientes de clase media en Estados Unidos, a fines del siglo XIX y primeras décadas del XX.
El elenco artístico, integrado en su mayoría por jóvenes, demostró que el relevo de las generaciones más experimentadas está asegurado, al evidenciar el talento con que cuenta la compañía.
El repertorio fusionó brillantemente la música con las escenas y el canto con las coreografías de Alejandro Millán, para lograr una sincronización impresionante y hacer gala de gran limpieza en los movimientos.
Sus personajes protagónicos: la tía Mame (interpretada por Liudmila Pérez y María Elena Rodríguez), Dolly (Yenet Cruz) y Alvin, anfitriona del cabaret La Cage aux Folles (Yuliesker Suárez y Badavi Acosta), brindaron una demostración magistral de actuación y canto, que concluyó con la ovación del público, aunque las palmas se las “robó” el actor y fundador de la institución cultural, Martín Arranz (Senador Renols). También es digna de destacar la intervención de María Eugenia Candaosa, en una despistada Señora Renols que convenció al público.
Como aspecto significativo resalta la conclusión con finales felices de la trilogía de historias, sin abandonar en ningún momento los argumentos originales.
Lo único que vulnera la excelencia del espectáculo es la demora existente entre un acto y otro, la que está justificada por la necesidad de maquillar a los personajes que intervienen en ambas escenas, totalmente diferentes.
Como dice la tía Mame, “la vida es un banquete, pero no todos estamos invitados”. Sin embargo, esta frase no tiene nada que ver con la asistencia a la sala teatral, porque a esta exhibición sí que estamos todos invitados. Si no pudo verla (la última presentación fue el miércoles 13), espere, que de seguro volverá a ser escenificada: la calidad siempre se sale con la suya.
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