martes, 17 de marzo de 2009

El 'West Side Story' bilingüe llega a Broadway

Maria (sin acento) canta por fin en español y con acento argentino: "Me siento hermosa...". Con medio siglo de retraso, su amante Tony chapurrea a duras penas: "Te adoro, Maria". La más auténtica es sin duda Anita, que se interpone en la pareja con el dedo acusador: "¡Ese cabrón mató a tu hermano!".
Y no hace falta traducirlo porque se entiende. Al fin y al cabo, el público 'english only' y cincuentón que abarrota el Teatro Palace de Broadway está tan familiarizado con la trama y la música de West Side Story que da ya igual en qué idioma se entiendan Maria y Tony.
Pero aquí estamos, en la "America" (sin acento) de Barack Obama, y ya se puede decir "puta" sin que te señalen con el dedo, y no hay que explicarle al respetable lo que significa "Anda, por favor" o "¡A bailar muchachos!". El español está tan en boca de todos (aunque no lo enseñen en las escuelas) que al final han decidido quitar hasta los subtítulos.
Al cabo de tres meses de aclimatación, West Side Story llega esta semana a su espacio natural, el mismo en el que arrancó la leyenda en 1957, cuatro años antes de la película que conquistó 10 Oscar y consagró a Natalie Wood y Richard Beymer como los inmortales Maria y Tony. La música de Leonard Bernstein ha entrado, como él, en la posteridad. El autor del libreto, Arthur Laurents, ha tenido que esperar a los 91 años para dirigir personalmente el cotarro con la ayuda de un traductor muy especial, Lin-Manuel Miranda –"En mi vida he hecho un crucigrama bilingüe tan duro", admite al New York Times–, el rey latino de Broadway con 'In the heights'.
El letrista Stephen Sondheim y el coreógrafo Jerome Robbins también han sobrevivido para ver la enésima reencarnación de Romeo y Julieta, atrapados sin remedio en la gresca entre los Jets y los Sharks.
Y aunque la platea vibra en algunos números musicales, y alucina con los diálogos y monólogos en español, lo cierto es que la producción destila un rancio sabor a otra época, como si el esfuerzo por poner al día West Side Story se hubiera quedado a medio gas.
Una de las razones es, tal vez, la falta de autenticidad. El acento argentino de Maria (interpretada por la soprano Josefina Scaglione) puede pasar inadvertido para el público anglo, pero chirría sin duda ante la parroquia niuyorican. Si acaso, lo más logrado de la versión latinizada es la relevancia que adquieren los Sharks, encabezados por el venezolano George Akram (Bernardo) y estimulados por la explosiva Karen Olivo (Anita), la voz más auténtica del elenco multiétnico.

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