jueves, 27 de agosto de 2009

Amor y música sin barreras

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'West Side Story' trasladó ayer el teatro de la Laboral, lleno hasta la bandera, al Manhattan de los años cincuenta para revivir un drama shakesperiano del siglo XVI

En 1957 Manhattan estaba a la puerta del teatro. Ayer la isla que abraza Broadway, incluso el mismo Broadway, estaban sobre las tablas de Gijón. Como un sueño hecho realidad la música volvió a trasladar la geografía y el Teatro de la Laboral viajó a América o mejor: América viajó a su coliseo. Y sobre sus lomos 'West Side Story', el musical de los musicales, que anoche llenó de aplausos el renovado teatro y hoy tendrá su representación final en España. Aquí, en Asturias la compañía cierra la gira que recorre el mundo desde hace dos años en conmemoración del 50 aniversario del estreno en la única calle que compite en popularidad con la Quinta Avenida.
El montaje que llenó ayer el Teatro de debotos y entregados espectadores es fiel al que se presentó en la primera función de Nueva York, con idénticos temas y coreografías. Sólo cambian del original pequeñas adaptaciones que fueron supervisadas por los herederos del director Jerome Robbins, el compositor Leonard Bernstein y el letrista Stephen Sondheim. Todos auténticas leyendas de las artes escénicas, como este legado.
La obra, que bajo el patrocinio de la Fundación Cristina Masaveu, llegaba a Gijón tras haber dejado al público arrebatado y generoso en ovaciones en la Casa de campo de Madrid y en Santander, llegó a Asturias con un impecable trabajo escénico a cargo del supervisor musical y director de orquesta Donald Chan y un numeroso reparto que incluye nombres como Oreika Philips, Kendall Kelly, Emmanuel de Jesús Silva y Scott Sussman.
La trama del musical, gira en torno a la conmovedora historia de amor entre Tony y María, una pareja de origen humilde (él trabaja para una 'delicatessen', y ella es una costurerilla emigrante de Puerto Rico), que se encuentran en un vecindario de la urbe de Hierro, y tratan de vivir su amor, pese a los embates de la adversidad. Para quien está familiarizado con la trama de la clásica tragedia de William Shakespeare, 'Romeo y Julieta', no habrá sorpresas, pues esta pieza dirigida ahora por Joey Mckneely, también viaja en el tiempo, trasladando el presente la nunca vetusta historia del siglo XVI. Si bien las aristocráticas familias veronesas, Montesco y Capuleto, aquí son sustituidas por dos pandillas urbanas de adolescentes desorientados: Los Jets y los Sharks, que son tan hábiles con la danza, como lo son con las navajas.
Modernidad
Para este montaje de aniversario, los responsables consideraron que no era necesario introducir cambios drásticos en el musical, puesto que goza de una «modernidad intrínseca» que en su época galbanizó al público y hoy sigue conmoviendo espectadores en todo momento. Se pudo comprobar ayer, en que disfrutaron enormemente de los impresionantes números coreográficos de Robbins (los mismos que han dejado huella y se siguen preservando desde hace décadas, sólo con pequeños ajustes que varían de acuerdo a cada escenario en que se presentan), así como de algunas de las canciones más célebres de la historia.
Títulos como 'Tonight' 'María' o 'América', posiblemente la más popular del conjunto, junto con la danza que le acompaña y que anoche arrancó intensos aplausos del público, son ejemplos perfectos de lo que esta obra ha legado. Otras piezas para recordar son 'I feel pretty' o la icónica 'Somewhere', que está en el repertorio de figuras tan diversas como Frank Sinatra, Barba Straisand, Los Carpenters, Romina Power o incluso Los Red Hot Chili Pepers, quienes en alguna ocasión la han tocado como parte de su directo.
Cuento de hadas
A las conocidas canciones se sumó una puesta en escena, que resulto arrobadora y única. Fue gracias a ella que la platea pudo hacer la travesía a un momento muy específico en un Manhattan, que, la noche de su estreno original esperaba a los espectadores tan sólo al cruzar la puerta del local, pero que ahora, resulta casi como un cuento de hadas.
Tony y María, Anita y todos los personajes de la obra, encarnaron anoche un sueño hecho realidad para los amantes del buen teatro, demostrando que 'West Side Story' es un trabajo que ha madurado con gracia y se mantiene vigente, con temas que son aún hoy muy de nuestros días sin perder un ápice de su encanto original. Verla, escucharla y sentirla resultó en una experiencia única que todo espectador que ame las artes escénicas no debe dejar escapar.

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