lunes, 10 de enero de 2011

El montaje del musical Mary Poppins a cargo de la División Teatro de Ocesa es un hecho que se consumará a mediados del 2012. Pero el musical Billy Elliot es la máxima ilusión del director de esta división de espectáculos, el productor Morris Gilbert

Montar Billy Elliot es su máxima ilusión

Credito:
Alejandro Flores / El Economista
El montaje del musical Mary Poppins a cargo de la División Teatro de Ocesa es un hecho que se consumará a mediados del 2012. Pero el musical Billy Elliot es la máxima ilusión del director de esta división de espectáculos, el productor Morris Gilbert, quien en entrevista nos adelanta además que en la segunda mitad del 2011, ocurrirá algo inédito: la División Teatro de Ocesa y la División Conciertos de Ocesa llevarán de gira por todo el país, Centro y Sudamérica uno de los grandes musicales que han montado en el pasado.
Además está planeando la construcción de un segundo en Zéntrika, en Santa Fé, para unas 300 personas, para hacer teatro más íntimo.
Morris Gilbert es la persona (junto con Federico González Compéan) detrás de todos los grandes musicales que se han montado en la última década en nuestro país, desde La Bella y la Bestia, José, el soñador, Jesucristo Superestrella, Mamma Mia!, Dulce Caridad, El fantasma de la ópera, Los Miserables y actualmente en cartelera, La línea del coro.
Pero además Gilbert ha sido promotor de otros espectáculos teatrales de menor producción pero misma calidad: Los monólogos de la vagina, Confesiones de mujeres de 30, Defendiendo al cavernícola y de obras teatrales de vanguardia: Agosto, Gorda, Un dios salvaje, entre otras.
Y es que Morris Gilbert convierte cada obra en un proyecto vital.
Por eso, quizá no es mera casualidad que haya debutado como actor en una obra de teatro titulada Proyecto para vivir ni, claro, que a su trabajo lo califique como "una misión sagrada":
"Al ver tanta imbecilización (por los contenidos de las programas de las grandes televisoras) intento, aunque sea con una pequeña gotita de agua, colaborar para tratar de contrarrestar esto. Lo seguiré haciendo mientras pueda porque lo tomo como una misión sagrada. El que lo quiera apreciar, recibir, aquilatar y sobre todo aprovechar, qué bien.
Quien no, ¿qué puedo hacer? No voy a salir a la calle con una pistola para meter a la gente al teatro. Yo estoy cumpliendo una misión que a mis ojos es necesaria y justificada, y me puedo dar el enorme lujo de hacer el teatro que yo quiero".
"Sería infinitamente feliz haciendo Mary Poppins, lo cual va a ocurrir a mediados del 2012. Me fascinaría hacer Billy Elliot: ese sería el premio mayor, mayor, mayor. Y reponer Los miserables, sería uff. Son las ilusiones más grandes que tengo. Jesucristo... o El Fantasma... son ciclos ya cerrados, aunque creo que alguien debería reponer El Fantasma... pero no veo actualmente una compañía que tenga las agallas para montar El fantasma de la ópera. Ojala la hubiera".
"Nunca he tenido un fracaso en mi vida"
Sonriente y atento. Mirada suave sobre unas marcadas bolsitas bajo los ojos. Cabello remiso que permite el paso de cierta luz en su coronilla. Jeans y camisa. Cero corbatas. Morris Gilbert, director de la División Teatro Ocesa, nos recibe en la sala de juntas donde se acuerdan los contratos de los actores, se planean las puestas en escena y los grandes proyectos de la compañía: una sala confortable, paredes tapizadas con diversas placas y fotografías de montajes que confirman el paso del tiempo pero, sobre todo, enmarcan la formación de una carrera llena de esfuerzo, la de Gilbert, compuesta por jornadas extenuantes de trabajo, múltiples éxitos y fracasos e incontables gratificaciones.
Morris duda caprichosamente de ese término: fracaso: "¿Qué es el fracaso?", se pregunta. Y afirma: "Yo sólo he tenido éxitos en mi vida". Gilbert no se ufana en vano. Sabe que tanto el fracaso y el éxito son relativos. "Lo que a mí me importa es que una apuesta que yo produzca me deje satisfecho a mí", dice Gilbert, poniendo énfasis en el "miiiii", alargándolo. "Uno no es monedita de oro y no todo lo que haces le va a gustar a todo el mundo todo el tiempo. Pero en ese sentido, yo te puedo decir que nunca he tenido un fracaso en mi vida".
"Ahora, si hablamos de éxito comercial. ¡Uy, de esos he tenido un chorro de fracasos! Pero es parte del riesgo.
Imagínate que yo sólo quisiera éxitos y que todos mis teatros se llenaran todas las noches, y todas las obras fueran comercialmente exitosas: ya me habría suicidado porque eso no existe: es imposible de predecir y de obtener. Es parte de la ecuación que haya fracasos", asegura el productor.
"Me lastima, me enoja que haya mucha gente que nos mira con enorme recelo. Creo que nos cobra caro, por otro lado, un sector intelectualoide que no acude a ver nuestras obras aunque tengan toda la calidad del mundo, por un prejuicio", asegura.
El 2010 fue un año importantísimo para la División Teatro de Ocesa: el más fructífero desde su nacimiento. Sin embargo, dos grandes apuestas de plano no funcionaron: agosto, que había obtenido sólo éxitos en todo el mundo, y Gorda. "Me partió verdaderamente el alma que Agosto no funcionara", confiesa Gilbert, pero fiel a su mentalidad agrega: "Fue una apuesta portentosa, extraordinaria, de la que siempre estaré orgulloso".
El 2011 no se podía quedar atrás y la División Teatro de Ocesa ya prepara los musicales Peter Pan y Si nos dejan, y las obras teatrales Casi un pueblo, Por el placer del volverte a ver, Lluvia implacable, Chicas de calendario, Perverso, Tributo a Queen. Y el espectáculo para niños La Trouppe.
Un proyecto para vivir
Gilbert amó el teatro desde niño. Su gran pasión es contar historias y nada lo puede hacer más feliz, en el sentido laboral, que ver al público aplaudiendo a rabiar al término de una de sus obras de teatro. Con orgullo dice: "El 30 de diciembre tuvimos llenos totales en todas nuestras obras".
Uno de sus últimos y más ambiciosos proyectos, La línea del coro, empezó "flojita", dice. "Me llamó mucho la atención cómo varios de mis colegas se frotaban las manos de felicidad, y yo decía: 'Cámara'. Cuando veo una reacción tan mezquina y llena de envidia, me estimula. ¿Que no va a ser éxito La línea del coro? Ahorita veremos, pensé. Y ahora la gente está amando la obra".
La única ocasión que ha visto completo este montaje de La línea del coro fue en la función del 23 de diciembre del 2010, antes de navidad. Aquel día, cuando faltaban alrededor de 15 minutos para que concluyera se fue la luz en el Teatro y en pleno número el lugar se quedó en penumbras. Inmediatamente algunas personas respondieron con chiflidos pero al cabo de un momento el público entero ofreció un caudal de aplausos para alentar a los actores.
"Yo en ese momento hubiera querido subir al escenario y gritarle al público, ¡estamos haciendo algo, en serio!" La obra tuvo que detenerse unos minutos porque cuando se va la luz, los técnicos tienen que apagar todo, luego prender la planta y volver a encender todos los aparatos y esperar un poco porque se corre el riesgo de que los aparatos, las consolas, se descompongan.
Inicio complicado
Pero a Morris el escenario no le es ajeno. Comenzó como actor pero tuvo que retirarse temprano. A los 33 años de edad, cuando participaba en el montaje de la comedia teatral Las ficheras, en plena función sintió un súbito cosquilleo en los brazos que devino en calambre y luego en adormecimiento. Morris dejó de sentir los brazos. La función tuvo que ser detenida. Entre el público se apersonó un doctor que lo atendió en el escenario. Le diagnosticó ataque de estrés.
En aquel momento, Morris participaba también en otra obra de teatro que le exigía un ritmo extenuante de trabajo. La prescripción fue parar. ¡Detente o sufrirás un infarto! Morris abandonó la actuación pero no el teatro y decidió producir. Hoy en día suma la producción de 70 montajes teatrales de todo tipo.
Quienes lo conocen, saben que Gilbert es un hombre 24/7. Pero el 2010 también fue un año para hacer un alto, de ahí que uno de sus mayores éxitos personales haya sido recuperar su vida privada y el cuidado de su salud, las cuales, dice, había perdido casi en su totalidad.
"Tengo que cuidarme porque si no todo lo demás no tiene ningún valor. Esta temporada, me fui a Vallarta a pasar unos días de vacaciones con mi familia, a pesar de que tuviéramos funciones y miles de cosas, pero a mi familia no la voy a descuidar".
aflores@eleconomista.com.mx

1 comentario:

Cítrico Pensador dijo...

uff!! mary poppins ojalá sea igual a la original de preferencia en ingles, se que la cálidad los respalda, pero aun así tengo mis dudas,, primero dijeron que en el 2011