viernes, 27 de febrero de 2009

Alan Menken, camaleón musical

FUENTE: AGUSTÍ FANCELLI 27/02/2009

El estreno del musical La bella y la bestia ha llevado a Barcelona al compositor Alan Menken (New Rochelle, Nueva York, 1949). Ganador de ocho oscars a la mejor partitura original y mejor canción por La sirenita (1990), La bella y la bestia (1992), Alladin (1993) y Pocahontas (1996), amén de otros tantos Globos de Oro y varios Grammy, es una persona afable y divertida que recibe en una suite del hotel Arts oportunamente dotada de piano -un Stenway de un cuarto de cola-, al que Menken se sienta sin empacho para ilustrar musicalmente sus explicaciones.

No había estado antes en Barcelona y se alegra de haber podido venir ahora, fresco aún el Oscar de Penélope Cruz por Vicky Cristina Barcelona. "Soy fan de Woody Allen, me ha encantado su película, una gran historia con grandes actores". Él también procede de una familia judía y gasta un tipo de humor afilado muy similar al del cineasta. Su padre es dentista, buen músico aficionado; su madre, actriz de teatro. Él estudió en la Universidad de Nueva York; llegó al teatro musical por casualidad, de la mano del taller en Manhattan de Lehman Engel -vivero de artistas-, y desde finales de los años setenta se movió en el ambiente del off Broadway. Su primer éxito llegó en 1982 con La pequeña tienda de los horrores, dirigida por Howard Ashman. La versión cinematográfica de ese montaje le reportó en 1986 su primera nominación a los Oscar. A partir de ahí la de Menken ha sido una carrera de éxito.

-¿Necesita siempre un argumento para ponerse a componer?

-¿Acaso no lo necesita usted para escribir un artículo? No, en serio: a veces dejo correr los dedos sobre las teclas, recreo estados de ánimo, pero no, no soy Beethoven. Lo que hago lo hago bien, eso es todo.

-Y para ese oficio necesita una historia.

-Sí. Además. Esa historia me suele llegar ya con algunas indicaciones. Por ejemplo, para la introducción de La bella y la bestia el director me sugirió que "sonara" a El carnaval de los animales, de Camille Saint-Saëns. Y yo lo convertí en un homenaje a Saint-Saëns

[al final de la entrevista interpretará al piano el original y su versión: una gozada].

-El pianista Gerald Moore, que acompañó en el siglo pasado a las mejores voces clásicas, tituló sus memorias Am I too loud? [¿Toco demasiado fuerte?]. ¿No se hace usted esta pregunta sobre si su música adquiere o no demasiado protagonismo con respecto a la historia?

-¡Ja, ja! Me he planteado ese asunto muchas veces. Y creo que una de las claves de mi éxito es combinar dos aspectos. A veces mi música tiene que sonar alta y reconocible, pero otras debe desaparecer hasta parecer escrita por otro. Le pongo un ejemplo [que de nuevo tecleará]: la canción Be our guest [La bella y la bestia] podría haber salido de un music-hall clásico fancés protagonizado por Maurice Chevalier.

-¿Y eso no le molesta?

-Para nada, me gusta escribir en estilo. Mi objetivo es crear un mundo sonoro que tenga razón de ser y que pueda ser compartido por los espectadores. Y para eso necesito que mi estilo y el de otros compositores se encuentren a mitad de camino. Necesito ser un camaleón.

-Entre sus compositores de referencia de música para el cine suele citar a Bernard Herman

y Jerry Goldsmith [El planeta de los simios, Star Trek, Alien, entre muchas otras]. Cita menos a los europeos.

-¡Qué va! Ennio Morricone y Nino Rota son dos monstruos. Y hay muchos más. Pero si quiere que le sea sincero, no soy un gran aficionado a las bandas sonoras.

Entre los próximos proyectos de Menken se encuentra el estreno este mes de mayo, en el West End londinense, de Sister act the musical, montaje sobre la película de Whoopi Goldberg estrenado en Estados Unidos en 2006, y la última gran apuesta de la factoría Disney para 2010: Rapunzel, el cuento de los hermanos Grimm convertido en un nuevo musical para la pantalla grande. No se descarta que caigan más oscars.

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